El Palacio de Bellas Artes ubicado en el centro histórico de la ciudad de México, es la casa máxima de la expresión de la cultura del país, considerado el teatro lírico más relevante de México, y el centro más importante dedicado a las bellas artes en todas sus manifestaciones. La UNESCO lo declaró monumento artístico en 1987.
Fue encargado por el presidente mexicano Porfidio Díaz al final de su mandato con motivo de la celebración del Inicio del Centenario de la Independencia de México. Depende del Instituto de Bellas Artes.
Este recinto alberga diversos escenarios y salas para la práctica y exposición de obras de arte. Destaca la gran sala de espectáculos. La Orquesta Sinfónica Nacional, la Compañía Nacional de Teatro, la Compañía Nacional de Ópera y la Compañía Nacional de Danza presentan sus temporadas en este recinto. Asimismo es la sede de dos Museos: El Museo del Palacio de Bellas Artes y el Museo Nacional de Arquitectura.
En aquella época surgió en la sociedad de México, la tendencia por imitar los estilos europeos, tanto en costumbres de la vida cotidiana como en modelos arquitectónicos. Algunos autores afirman que en el período porfiriano, la arquitectura abarca desde el romanticismo hasta el modernismo, y se manifiesta de forma singular con eclecticismo, permanencia de gustoso, seguimiento de esquemas de las escuelas europeas, la integración a la modernidad con el Art Nouveau, y a la vez un deseo nacionalista basado en la interpretación y renacimiento del prehispánico.
Considerando la ubicación perfecta para este edificio, Boari emprende la contrucción en 1901, demoliendo los edificios del lugar. En el régimen de Porfidio Díaz nace una fuerte tendencia europeizante muy marcada que se desarrolla en diversos ámbitos, no solo en la expresión artística, sino también en la cotidianidad, con lo que se pretende incorporara México en un contexto cultural internacional. Es por ello que Boari recorre Europa. Regresa a México impactado por el Art Nouveau, estilo decorativo en que predomina la línea curva fluida, omdulatoria, orgánica y asimétrica.
Para 1904 entrega los primeros planos del nuevo Teatro Nacional, comenzando aquel mismo año con las excavaciones a 2.4 metros por debajo de la calle. El Paseo de la Reforma era un eje que dividía la ciudad vieja en el oriente y la nueva y moderna en el sur poniente. La construcción del nueo Teatro Nacional abría paso a importantes cambios en el oriente de la ciudad. Con la idea de elevar a México a la altura de ciudades europeas, Boari diseña un edificio singular que no parece italiano ni francés. Proyectó un edificio enorme, con un vestíbulo techado con cristales, un invernadero, restaurante, cafetería y los más grandes adelantos de la época.
Boari presentó el diseño al gobierno mexicano que aceptó y sugirió cambios, exagerando la grandiosidad del proyecto. En la obra se pretendía aplicar técnicas utilizadas para la construcción de los rascacielos de Chicago y Nueva York, pero el suelo de México obligó a diseñar un sistema de cimentación especial. a sala tendría una forma de embudo y agregó a su proyecto innovaciones que revolucionaban el complicado ambiente de la tramoya, por ejemplo, instalaciones mecánicas con movimientos hidráulicos y eléctricos. Boari presentaba como su idea un edificio revestido por sus cuatro lados de mármol de 96 metros de frente y 116 de largo, ocupando una superficie de dos hectáreas, incluidas las rampas y las escaleras. Algunos detalles particulares de la obra son: doble entrada lateral para el servicio de carruajes, un gran jardín, una cúpula sobre ella, el nivel de la orquesta móviltelón en forma de cortina, movimiento eléctrico e hidráulico para la maquinaria escénica, un gran ascensor para elevar los carruajes del nivel de la calle al nivel del escenarios, etc.
Las estructuras estaban compuestas por acero, concreto y mármol, 210 columnas distribuidas, muros de concreto y cubiertos de mármol. Una obra considerada en su época la más grande del mundo con sus dimensiones y características. Sin embargo, todos los cálculos en la cimentación resultaron un fracaso sin precedentes. La plataforma en concreto comenzó a hundirse, no solo privando al proyecto de las escaleras ascendentes, sino que sufrió asimismo grandes rupturas. Fue necesario no solo readaptar el proyecto, sino también a inyectar una mezcla de cemento, cal y grava en varios puntos. Debido a a ello la finalización se retrasó unos tres años. EN 1906 el arquitecto viajó a Estados Unidos y Europa, a fin de visitar a algunos artistas para que sus obras fueran realmente excepcionales. A partir de 1912 el ritmo de trabajo disminuye y en 1916, finalmente, se suspende la obra.
Ante la imposibilidad de terminar el teatro quiso dejar un testimonio escrito de su obra. Su publicación dispone de 34 láminas en los que están detallados tanto los planos, como los aspectos decorativos de los ornamentos. El arquitecto envía desde Italia planos, fotografías y actualizaciones del proyecto. Ante los obstáculos que se presentaban para reanudar el proyecto, dado que, entre otras cosas no podía regresar a México, Boari bautizó su proyecto como elefante blanco. El arquitecto murió en 1928, sin ver su obra finalizada.
Se intentó reanudar el proyecto en dos ocasiones. La primera bajo la dirección del arquitecto Antonio Muñoz. Se dispuso el apresuramiento de los trabajos para poder utilizar el edificio en 1921, en el Centenario de la Independencia. La segunda etapa se desarrolló a partir de 1928, con la creación del comité encargado de recaudar fondos para la conclusión de la obra. En mayo de 1930 el entonces presidentePascual Ortiz Rubio emite un acuerdo para que se concluya el teatro nacional, tomando en cuenta dos aspectos: que la terminación de la obra fuera lo más económica posible y que se respetara, siempre que fuera posible, los planos originales de Boari, convirtiendo asimismo el edificio pensado como Teatro Nacional en Palacio de Bellas Artes. Para adaptar el edificio a su nueva función se contrata los servicios del arquitecto Federico Mariscal para que se encargue de realizar las modificaciones. El salón de fiestas se convierte, de esa manera, en museo de artes plásticas. El palco presidencial se redujo y se creó un foyer, hoy en día sala nacional de exposiciones, se instaló una sala de conferencias un museo de arte popular para exhibir distintas obras de artistas nacionales. También se redujo la sala de espectáculos, ampliando los pisos de las lunetas y de los anfiteatros para aumentar el cupo, con lo cual se llega a unos 2035 asientos en la actualidad. Los principales elementos de esta segunda etapa (1932 a 1934) fueron: la plaza y la colocación de los Pegasos en el estacionamiento, el vestíbulo, el hall. la sala de espectáculos, el Museo del libro y biblioteca, el Museo de Artes Populares, el restaurante, y los murales a cargo de Diego Rivera y José Clemente Orozco. Finalmente el Palacio de Bellas Artes fue inaugurado el 29 de septiembre de 1934.
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