Una excelente animación de la Cúpula del Duomo de Florencia, obra de Brunelleschi
La Basílica de Santa María dei Fiore es la Catedral de Florencia, notable por su cúpula. Es una de las obras maestras del arte gótico y del primer Renacimiento italiano. Símbolo de la riqueza y del poder de la capital toscana durante los siglos XIII y XIV, la catedral florentina es uno de los edificios más grandes de la cristiandad.
Destaca de forma singular la grandiosa cúpula de Brunelleschi de 100 metros de altura interior, 114,5 metros de altura exterior, el campanario independiente de Giotto de 82 metros de altura, el Baptisterio de San Juan construido en Florencia después de la Basílica de la Santa Cruz y Santa María Novella con las famosas puertas de bronce de Ghibert. El conjunto, formado por la iglesia, el campanario y el Baptisterio de San Juan, en el centro de la ciudad, constituye una de las joyas artísticas y arquitectónicas de Florencia.
Fue levantada en el espacio que ocupó la antigua iglesia de Santa Reparata, impulsada su construcción por la magnificencia de las nuevas catedrales de Pisa y Siena. A finales del siglo XIII la antigua iglesia de Santa Reparata, de nueve centurias, se derrumbaba, como lo atestiguan los documentos. Más au, resultaba demasiado pequeña, en un período de rápido crecimiento de la población. La próspera Florencia quería sobrepasar la grandiosidad de sus rivales toscanos, Pisa y Siena, con una iglesia magnífica, más grandiosa en tamaño y adornada ricamente en el exterior.
La cúpula, de 45,6 metros de ancho era, originariamente una cúpula de madera construida por Arnolfo di Cambio. Construir una cúpula sobre un presbiterio conllevaba muchos problemas técnicos. En 1419 tendrá lugar un concurso para diseñar una nueva cúpula para la catedral. Los dos competidores más importantes eran Lorenzo Ghiberti (famoso por su labor en las Puertas del Paraíso en el baptisterio) y Filippo Brunelleschi.
Un desconocido arquitecto de la época llegó incluso a proponer que se llenara la catedral de tierra antes de levantar la cúpula, a fin de construir la cúpula encima de la tierra moldeada (aun era desconocida la forma de construir una cúpula con tanto peso y magnitud).
Filippo Brunelleschi se inspiró en la cúpula del doble emparedado del Panteón de Roma. Con la ayuda de Donatello y Nanni di Banco construyó un modelo de madera y ladrillo (exhibido en el Museo de la Opera del Duomo). Brunelleschi ganó por poco. Su modelo sirvió como guía para los artistas, pero intencionalmente lo presentó incompleto, con la finalidad de asegurar su conrol sobre dicha construcción.
Las soluciones del artista eran ingeniosas y sin precedentes, , el peculiar diseño octogonal del doble emparedado: la cúpula se eleva sobre un tambor octogonal, lo que permitía que la cúpula entera fuera construida desde la superficie, sin necesidad de andamios, que suponían un elevado costo.
Esta enorme construcción pesa 37 toneladas métricas y contiene más de 4 millones de ladrillos. Brunelleschi hizo varios modelos y dibujos durante su construcción. Tuvo que inventar máquinas elevadoras especiales y grúas para izar las piedras grandes. Estas máquinas especialmente diseñadas y las brillantes técnicas de albañilería fueron las espectaculares contribuciones a la arquitectura de Brunelleschi. La habilidad de traspasar un círculo en una cara de un cono dentro del interior del doble emparedado permite la construcción del arco horizontal que se sostiene a sí mismo, ya que, geométricamente, un plan circular es necesario para tal construcción.
Pese a la resolución del concurso, ambos arquitectos fueron los encargados de llevar a cabo la obra. Ghiberti se burló de los planos y los tildó de imposibles. Brunelleschi, profundamente ofendido pretendió estar enfermo y partió para Roma, dejando el proyecto en las manos de Ghiberti, aunque pronto se dio cuenta de que no estaba en condiciones para hacerse cargo solo de aquella obra. Finalmente, en 1423 Brunelleschi regresa a Florencia, haciéndiose cargo de su construcción.
El trabajo de la cúpula comenzó en 1420 y fue completado en 1436. Fue la primera cúpula octogonal en la historia que se construyó sin el soporte de marco de madera (El Panteón romano fue construido entre 118 y 128 sin estructura de soporte, pero se trata de una cúpula redonda) y fue la mayor cúpula construida entonces, siendo, en la actualidad, la cúpula de albañilería más grande actualmente. Fue uno de los proyectos más espectaculares del Renacimiento.
La idea de Brunelleschi para coronar la cúpula con una gran linterna fue puesta en duda, dando lugar a otro concurso de adjudicación. Sus competidores fueron Lorenzo Ghiberti y Antonio Cachieri, Brunellesci resultó el ganador. Su diseño era para una linterna octogonal con ocho arbotantes en radio y ocho ventanas arqueadas.
La construcción de la linterna se inició algunos meses antes de su muerte en 1446. Su construcción se realizó durante 25 años, sin que su progreso fuera notable, debido a las intervenciones realizadas por varios arquitectos. Finalmente fue completada por su amigo Michelozzo, en 1461.El tejado cónico fue rematado por Verocchio, en 1469, con una capa de cobre y una cruz que contenía reliquias. Éste utilizó una grúa especialmente diseñada por Leonardo da Vinci. Esta última estructura supone una altura total de 114,50 metros entre la cúpula y la linterna. La cubierta de cobre fue golpeada por un rayo el 17 de julio de 1600 y se cayó. Fue reemplazada por otra, aun más grande, dos años más tarde. La cúpula de Florencia es uno de los monumentos que, desde su construcción, ha sido considerado como perfecto.
Los conocimientos matemáticos y mecánicos de Brunelleschi le convirtieron en un precursor del moderno diseño estructural. Aunque sus inmediatos sucesores que construyeron cúpulas no usaron sus máquinas y volvieron a los ingenios tradicionales de cabestrantes y poleas, algunos elementos de sus máquinas se anticiparon a los de la revolución industrial.
Desde el exterior la cúpula define por si sola una nueva imagen de la ciudad, tanto desde la visión próxima en cuanto presencia omnipresente desde la perspectiva de las calles, como volumen que se incorpora al panorama geográfico general y se identifica simbólicamente como montaña sagrada. Todo el entorno queda, desde entonces, poseído por su fuerza grácil y su presencia irremplazable, según palabras del también arquitecto Leon Battista Alberti: Desde fuera, desde lejos, parece cobijar a toda la ciudad de Florencia y a sus gentes.
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