La Puerta de Alcalá es uno de los monumentos más significativos de Madrid junto con la cercana Fuente de Cibeles. Fue mandada a construir por el rey Carlos III y es obra del arquitecto Francisco Sabatini. Se halla en la Plaza de la Independencia, en el cruce de las calles Alcalá, Alfonso XII, Serrano y Salustiano Olózaga, y junto a la Puerta de España, entrada principal a los Jardines del Retiro. Al igual que la calle en la que se halla, la puerta recibe su nombre por hallarse en el camino que conducía a la localidad de Alcalá de Henares.
Con anterioridad a la actual ya existía otra Puerta de Alcalá. Estaba construida en ladrillo, y se ubicaba algo más al oeste, a la altura de la actual calle Alfonso XI. Fue construida en 1599 con motivo de la llegada de Margarita de Austria, esposa del rey Felipe III, a la ciudad.
La puerta tenía un arco central y dos laterales, más pequeños. Sobre el central había otra pequeña arcada, en la que se ubicaba una estatua de Piedra de Nuestra Señora de las Mercedes. Fue derribada en 1764 al ampliarse la calle de Alcalá con terrenos tomados a lo que actualmente es el Parque del Retiro, entonces perteneciente al Palacio del Buen Retiro. Esa puerta, que servía de acceso a la ciudad por el camino real de Aragón y Cataluña, era una de las cinco principales con que contabala villa, junto a las de Toledo, Segovia, Bilbao y Atocha.
Tras su entrada en Madrid el 9 de diciembre de 1759, a través de la antigua Puerta que no era de su agrado, Carlos III decidió derribarla y construir una nueva, proyecto que se inscribía en sus planes de mejora de la ciudad. Se convirtió en la entrada de la villa y en uno de los monumentos más representativo de su reinado, eje de las reformas que llevó a cabo en toda la zona este de la ciudad: Jardín Botánico, Paseo del Prado, fuentes de Cibeles y Neptuno, etc.
Para la construcción de la nueva Puerta se presentaron distintos proyectos, entre ellos cinco de Ventura Rodriguez y uno de José de Hermosilla, aunque finalmente se eligió el de Sabatini, de estilo neoclásico y de setenta pies de altura. El proyecto original ofrecía dos acabados distintos, uno con pilastras y otros con columnas adosadas. Finalmente se fundieron los dos en uno, es la causa de por que ambas fachadas son distintas. Se inauguró en 1778, no como monumento sino más bien como auténtica Puerta, ya que a ambos lados de ella seguía existiendo la cerca que delimitaba la ciudad por el este y que seguiría en pie hasta 1869, año en que se remodeló la plaza.
La puerta se configura a modo de arco de triunfo, pero con cinco huecos (tres de medio punto de mayor tamaño para carruajes, flanqueados por dos menores aditelados peatonales). A pesar de su apariencia simétrica, y como es frecuente en puertas de entrada a ciudades, presenta notables diferencias entre la fachada interior y la exterior, dirigida a Oriente, que se trató con mayor riqueza por ser la primera imagen que los viajeros procedentes del Reino de Aragón veían de la villa y de la Corte.
De acuerdo con este criterio está presente un cuerpo bajo formado por un muro almohadillado dividido en cinco tramo mediante semicolumnas adosadas de estilo jónico sobre pedestales, con el fuste liso y los capiteles trazados sobre los que diseñara en 1538 Miguel Ángel Buonarotti para los palacios capitolinos de Roma. Los tramos de los extremos presentan varios adintelados coronados por una línea de imposta que dibuja sendos recuadros superiores, centrados por bajorrelieves rectangulares de piedra caliza tallados con guirnaldasde frutas,los inmediatos a éstos se abren en arcos de medio punto que nacen a la altura de la imposta anteriormente mencionada, con decoraciones de mascardones grotescos al igual que el central que, para realzar su importancia sobresale y se flanquea por parejas de semicolumnas añadidas a las anteriores. Sobre este cuerpo bajo se desarrolla un entablamente corrido (con arquitrable, friso liso y cornisa), sobre el que descansa un basamento del que se destacan con cuatro pedestales y alineados con las cuatro semicolumnas inferiores que soportan otras figuras de niños con los emblemas de las cuatro virtudes: Fortaleza, Templanza, Justicia y Prudencia.
La fachada interior e similar a la anterior, pero con leves diferencias: en loos laterales se sustituyen las semicolumnas por pilastras mientras que los recuadros presentan parejas de cornucopias en lugar de guirnaldas, los mascarones de las claves se convierten en cabezas de leones y los niños del ático en imponentes trofeos militares de estilo romano con corazas, yelmos, banderastambores, flechas, etc, y hasta un obelisco. Por su parte, el cuerpo central, en vez de semicolumnas presenta una combinación de retropilastras con semicolumnas superpuestas , sobre las que se apoyan las lesenas del ático, que flanquean una lápida que repite la incripción: REGE CAROLO III/ANNO/ MDCCLXXVIII en letras de bronce.
La construcción está ejecutiada integramente en granito segoviano, reservandose la piedra caliza de Colmenar de Oreja para los elementos decorativos que exigen una talla más delicada: bases, cpiteles, impostas, cartelas, lápidas, trofeos, escuadras y figuras.
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