Filippo Brunelleschi ha pasado a la historia por sus fundamentales aportaciones a la arquitectura. Sin embargo practicó también la escultura y puede ser considerado además como el inventor del sistema de representación de perspectiva focal. El nombre de Filippo brunelleschi estará eternamente ligado a la ciudad de Florencia, por haber realizado en ella una renovación estética durante el Quattrochento que le hizo comparable, incluso a Roma.
La verdadera explosión artística italiana se produjo durante el Renacimiento y, en realidad, tuvo su origen en Florencia a principios del siglo XV, gracias a los príncipes de los estados italianos, que no dudaron en ser los mecenas de artistas que, sin ese apoyo, quizás no hubiesen conseguido siquiera sobrevivir.
Un soberbio Brunelleschi llenó a Florencia de muestra de su incomparable estilo: la Cúpula de Santa María de las Flores, El Hospital de los Inocentes, la Iglesia del Espíritu Santo y el Palazzo Pitti. Pero no solo este maravilloso arquitecto mostraba su arte, también lo hacían León Battista Alberti, el gran teórico de la estética renacentista, Bramante y Miguel Ángel, entre muchos otros.
Arquitecto y escultor italiano, iniciador del Renacimiento, nace en Florencia en 1377, hijo de un notario y de una dama de una noble familia, y fallece en la misma ciudad , el 16 de abril de 1446.
En 1399 lo podemos encontrar en el taller del orfebre Lunardodi Matteo Ducci, de quien aprendió el dibujo y el arte de la orfebrería, destacando en las labores de nielado y grutescos. En colaboración con su maestro hizo algunas figuras de plata para el altar de Santiago de la Catedral de Pistola y dos bustos de profetas. Cultivó la amistad con Donatello, de quien fue íntimo amigo y a quien debe su afición a la escultura. En 1401 tomó parte en el concurso de las segundas puertas del Baptisterio de Florencia, en competencia con otros escultores, entre ellos Donatello y Ghiberti. Ejecutó como prueba un relieve en bronce representando el sacrificio de Isaak, pero al considerar la obra de Ghiberti, y de acuerdo con Donatello, consciente de no obtener la totalidad de los votos decidió retirarse y abandonó el campo de la escultura, para iniciar la formación como arquitecto, en donde se distinguirá principalmente.
Hacia 1404 se marcha a Roma en compañía de Donatello y allí estudia los monumentos de la Antigüedad clásica, base esencial de su estilo como arquitecto. En Roma se dedica a medir y a estudiar las formas clásicas, y fundamentalmente a analizar los sistemas de construcción, las estructuras de muros y bóvedas, la proporción de los órdenes clásicos , los sistemas decorativos. Hacia esas fechas consta que colaboró con Donatello para una figura en bronce que habría de hacer para la catedral florentina y la ejecución de una magnífica escultura en madera de María Magdalena, destruida en un incendio en 1471.
Preocupado por los estudios técnicos y matemáticos, son testimonio de ello sus estudios de relojería y fundamentalmente los trabajos en torno a la búsqueda de las leyes y de la representación de perspectiva. Realizó dos tablas con la vista de la plaza del Baptisterio de la Catedral Florentina y el Palacio de la Señoría para las que se sirvió de instrumentos inventados por él mismo. En este sentido, la influencia que estos estudios y los procedimientos empleados ejercieron sobre los artistas florentinos fue decisiva.
En 1417 inicia la actividad en torno a la terminación de la catedral florentina de Santa María de las Flores. El problema suscitado era la construcción de la gran cúpula sobre el crucero, para la que se habían presentado varios proyectos no convincentes por el excesivo costo y peligrosidad por su construcción , mientras que Brunelleschi ofrecía una solución audaz para la que no necesitaba cimbras ni andamiajes complejos.
Después de muchas dudas y dificultades pudo vencer todas las resistencias, recibiendo el encargo de la construcción de la cúpula, obra que inició en 1420. La obra de Brunelleschi, que da una solución adecuada al problema de la terminación de este edificio gótico, y planteada la dificultad del obligado aprovechamiento del tambor octogonal, supone no solo la iniciación de la arquitectura de los tiempos modernos, sino también la culminación de la Edad Media. Concibió una gran cúpula de 42 metros de diámetro, compuesta por una bóveda semiesférica comprendida en orea de sección apuntada, entrabada por las cadenas de piedra que como costillas enlazan el remate con los ángulos del tambor octogonal, que sirven para neutralizar los empujes, a la vez que prestan al conjunto un perfil apuntado, en armonía con las formas góticas del resto del duomo y del campanille.
De 1418 es el proyecto de la Basílica de San Lorenzo. En esta iglesia idea la renovación del modelo de basílica paleocristiana de tres naves con columnas corintias en las que apoyan los arcos de medio punto, capillas laterales en los contrafuertes y cúpula pequeña en el crucero. La nave central cubierta con artesonado clásico, y las laterales, más bajas y con bóvedas de casquetes esféricos. En la misma Basílica construye la Sacristía Vieja, que debía servir de capilla funeraria a los Médicis, en ella aparece la cúpula dividida en segmentos, recordando la bóveda gallonada medieval.
Su intervención en el Palacio Pitti, aunque no documentada, puede considerarse como indudable, aunque las profundas transformaciones verificadas en el edificio y su gran ampliación en el siglo XVI no permiten delimitar la obra del maestro. A él debe corresponder la idea de la fachada totalmente almohadillada y los vanos de arco de medio punto de gran dovelaje. Realizó un gran proyecto para Cosme de Médicis que nunca llegó a realizarse.
Su influencia fue decisiva en la influencia de la arquitectura florentina del Renacimiento, anulando a la de Alberti. Su estilo es claramente visible en las iglesias de las abadías de Fiésole (que le atribuye el Vasari) y en la de Séttimo, además de la que se percibe en las obras de Mizelozzo y de Giuliano de Sangallo, sus más inmediatos seguidores.
El viaje de Donatello y Felipe a Roma no sólo es importante para el desarrollo de las artes sino también de las ciencias, ya que se dedican a indagar en las proporciones, y por tanto en las series, como la de Fibonacci... y de hacerlas evidentes a través de sus obras. Besos.
ResponderEliminarLas Ciencias son parte esencial no solo de la vida, sino también del mundo artístico (las ciencias matemáticas están presentes en la arquitectura..., pero también la encontramos en la música, lo que demuestra una vez más que en esta vida todo está iterrelacionado magníficamente.
ResponderEliminarBesos