La arquitectura románica supone una manera de construir dentro del estilo conocido como arte románico desarrollado en Europa, con sus características propias y su especial evolución a lo largo de más de dos siglos, que comprende desde principios del siglo XI hasta bien entrado el siglo XIII. Esta arquitectura adquiere en España sus propias peculiaridades, dejándose influenciar tanto por las modas que le llegan desde el exterior, (especialmente Italia y Francia), como por la tradición y recursos artísticos antiguos en la península Ibérica.
La arquitectura románica se extiende en España por toda la mitad norte llegando hasta el río Tajo. Entró, en primer lugar por tierras catalanas donde desarrolló su primer románico y se extendió por el resto con la ayuda del Camino de Santiago y de los monasterios benedictinos. Dejó sus huellas especialmente en edificios religiosos que son los que han sobrevivido hasta el siglo actual, aunque también se construyeron monumentos civiles, aunque estos últimos se conservan bastante menos.
El arqueólogo francés Charles de Greville acuñó por primera vez el término románico para referirse a la etapa de la arquitectura que comprendía desde la caída del imperio romano hasta el siglo XII. En los albores del siglo XX la historiografía del arte restringió la cronología situando el período románico a partir de finales del siglo X hasta la introducción del gótico.
En España el románico se introdujo por Cataluña por las tierras de la Marcha Hispánica. Los reinos y condados cristianos de la mitad norte peninsular se habían mantenido fieles durante los siglos VIII al X a la herencia tradicional hispano-romana y visigoda, que en arquitectura había evolucionado en un arte propio y efímero (arte asturiano), que duró hasta la llegada del románico en el siglo XI. El arte asturiano se desarrolló durante los siglos IX y X en tiempos de los reyes asturianos, con soluciones hispano-romanas y godas, y aportaciones carolingias y bizantinas.
En Cataluña el auténtico promotor del románico fue el abad Oliba, quien fue abad de los monasterios De Ripoll y San Miguel de Cuixá. Viajó a Roma en varias oportunidades. Fue en Italia donde conoció la labor constructora de los canteros lombardos, a quienes introdujo en su tierra catalana, donde los grupos de canteros comenzaron a construir un sinfín de iglesias de estilo románico, pero con características y ornamentaciones lombardas.
En la Edad Media el concepto de la palabra arquitecto tal como lo entendían los romanos se perdió totalmente, dando paso a un cambio de nivel social. La tarea del antiguo arquitecto era responsabilidad en aquellos tiempos, del maestro constructor, un artista que en la mayoría de los casos tomaba parte en la propia construcción, junto con la cuadrilla de obreros que tenía a sus órdenes. El maestro constructor era quien supervisaba el edificio, al mismo tiempo podía ser un artesano, un escultor, carpintero o cantero.
Toda obra arquitectónica románica se componía de un director (maestro constructor), un maestro de obras al frente de un grupo numeroso formando cuadrillas de picapiedreros, canteros, escultores, vidrieros, carpinteros, pintores y otros muchos oficios y especialidades que se trasladaban de un lado a otro. Dichas cuadrillas formaban talleres de los que a veces salían maestros locales que eran capaces de levantar iglesias rurales. El personaje más importante de todo este conjunto era el mecenas, sin el cual a obra nunca se hubiera podido realizar.
La mayoría de las obras románicas son anónimas. El hecho de que la mayoría de las obras románicas se hayan mantenido en el anonimato ha hecho desarrollar la teoría de que el artista consideraba que no era persona apropiada para plasmar su nombre en las obras religiosas, aunque las pocas obras civiles que se conservan tampoco aparecen firmadas. Entre los artistas que firmaron sus obras se destacan:
En el mundo románico, tanto el promotor de las obras como el mecenas y el financiador son los verdaderos protagonistas de la obra arquitectónica. Son los que mandan y opinan como debe de ser realizada la obra, sus dimensiones geométricas y son los que estimulan y engrandecen los proyectos. Los promotores se encargaban de contratar y llamar a los mejores artistas y arquitectos que trabajaban gracias a su impulso y entusiasmo. El artista del románico se adaptaba a la voluntad de estos personajes dando a la obra lo mejor de su oficio, y conformándose con la satisfacción del trabajo bien hecho sin tener ni deseo ni sospecha de poder adquirir una fama mundial tam y como se empezó a desarrollar a partir del Renacimiento.
En España los reyes y una minoría de la nobleza implantaron tempranamente las nuevas tendencias del románico , mientras otra parte de la nobleza y la mayoría de los obispos y monjes se mantuvieron aferrados a las viejas costumbres. Algunos de los mecenas y promotores del arte románico en España fueron:
Abad Oliba: Fue mecenas, promotor y gran impulsor del arte románico en Cataluña. Entre 1030 y 1040 fue el impulsor de edificios tan importantes como:
En España el románico se introdujo por Cataluña por las tierras de la Marcha Hispánica. Los reinos y condados cristianos de la mitad norte peninsular se habían mantenido fieles durante los siglos VIII al X a la herencia tradicional hispano-romana y visigoda, que en arquitectura había evolucionado en un arte propio y efímero (arte asturiano), que duró hasta la llegada del románico en el siglo XI. El arte asturiano se desarrolló durante los siglos IX y X en tiempos de los reyes asturianos, con soluciones hispano-romanas y godas, y aportaciones carolingias y bizantinas.
En Cataluña el auténtico promotor del románico fue el abad Oliba, quien fue abad de los monasterios De Ripoll y San Miguel de Cuixá. Viajó a Roma en varias oportunidades. Fue en Italia donde conoció la labor constructora de los canteros lombardos, a quienes introdujo en su tierra catalana, donde los grupos de canteros comenzaron a construir un sinfín de iglesias de estilo románico, pero con características y ornamentaciones lombardas.
En la Edad Media el concepto de la palabra arquitecto tal como lo entendían los romanos se perdió totalmente, dando paso a un cambio de nivel social. La tarea del antiguo arquitecto era responsabilidad en aquellos tiempos, del maestro constructor, un artista que en la mayoría de los casos tomaba parte en la propia construcción, junto con la cuadrilla de obreros que tenía a sus órdenes. El maestro constructor era quien supervisaba el edificio, al mismo tiempo podía ser un artesano, un escultor, carpintero o cantero.
Toda obra arquitectónica románica se componía de un director (maestro constructor), un maestro de obras al frente de un grupo numeroso formando cuadrillas de picapiedreros, canteros, escultores, vidrieros, carpinteros, pintores y otros muchos oficios y especialidades que se trasladaban de un lado a otro. Dichas cuadrillas formaban talleres de los que a veces salían maestros locales que eran capaces de levantar iglesias rurales. El personaje más importante de todo este conjunto era el mecenas, sin el cual a obra nunca se hubiera podido realizar.
La mayoría de las obras románicas son anónimas. El hecho de que la mayoría de las obras románicas se hayan mantenido en el anonimato ha hecho desarrollar la teoría de que el artista consideraba que no era persona apropiada para plasmar su nombre en las obras religiosas, aunque las pocas obras civiles que se conservan tampoco aparecen firmadas. Entre los artistas que firmaron sus obras se destacan:
- Raimundo de Monforte, que aparece en documentación de 1129 contratado para edificar la catedral de Lugo
- Pedro Deustamben aparece en un epígrafe funerario de San Isidoro de León como constructor de las bóvedas
- Raimundo Lambard (o Lambardo), trabajó desde 1175 en la Catedral de Urgel
- Los maestros Bernardo el Viejo, Roberto y Esteban intervinieron en la catedral de Santiago de Compostela
- El maestro Pierre de Coma trabajó a finales del siglo XII en la Catedral de Lérida
En el mundo románico, tanto el promotor de las obras como el mecenas y el financiador son los verdaderos protagonistas de la obra arquitectónica. Son los que mandan y opinan como debe de ser realizada la obra, sus dimensiones geométricas y son los que estimulan y engrandecen los proyectos. Los promotores se encargaban de contratar y llamar a los mejores artistas y arquitectos que trabajaban gracias a su impulso y entusiasmo. El artista del románico se adaptaba a la voluntad de estos personajes dando a la obra lo mejor de su oficio, y conformándose con la satisfacción del trabajo bien hecho sin tener ni deseo ni sospecha de poder adquirir una fama mundial tam y como se empezó a desarrollar a partir del Renacimiento.
En España los reyes y una minoría de la nobleza implantaron tempranamente las nuevas tendencias del románico , mientras otra parte de la nobleza y la mayoría de los obispos y monjes se mantuvieron aferrados a las viejas costumbres. Algunos de los mecenas y promotores del arte románico en España fueron:
Abad Oliba: Fue mecenas, promotor y gran impulsor del arte románico en Cataluña. Entre 1030 y 1040 fue el impulsor de edificios tan importantes como:
- Iglesia de San Vicente de Cardona
- Monasterio de Montserrat y Montbuy
- Monasterios de Ripoll, Cuixá, San Martín de Carnigó, Vich, en cuayas obras intervino personalmente
- San Pedro de Roda
- Catedral de Gerona
Reyes y nobleza de Castilla: Los primeros promotores entusiastas del arte románico en Castilla fueron Fernando I y su esposa Sancha, quienes patrocinaron y financiaron la llegada de artistas extranjeros, introductores de las nuevas técnicas y tendencias. Emplearon cuantiosas sumas en la construcción de grandes iglesias.
Alfonso VI heredó de su padre, Fernando I la admiración por Cluny y fue el más grande propagador de la arquitectura románica y el introductor oficial de la liturgia romana en todos los templos del reino, comenzando por el monasterio de Sahagún.
Alfonso VII fue otro gran promotor-mecenas del románico, coincidiendo aquella época con arquitectura cisterciense. Protegió e hizo numerosas donaciones a los grandes monasterios.
Diego Gelmírez: Obispo de Compostela, se encargó de seguir las obras de la catedral, que se habían interumpido en 1088. Viajó por toda Europa aprendiendo y asimilando las nuevas tendencias del románico. Entre los edificios construidos y remodelados por él mismo, se encuentran:
- Catedral de Santiago
- Palacio episcopal
- Dependencias para los canónigos
- Hospital
- Nueve iglesias en Santiago
- Monasterios, castillos, etc
Cada reino, comarca o región geográfica de la península, así como algunos acontecimientos humanos (como el Camino de Santiago) marcaron un estilo característico influenciado por el ambiente geográfico, por la tradición o por las cuadrillas de canteros y constructores contratados que se desplazaban de un lado a otro. Como consecuencia, en la arquitectura románica de España puede hablarse de románico catalán, románico aragonés, románico palentino y románico de Castilla y León, entre otros.
En España el arte románico se desarrolló durante tres etapas con características propias.
Primer Románico: Su arquitectura comprende un área geográfica que discurre desde el norte de Italia, Francia mediterránea, Borgoña y tierras catalanas y aragonesas en España. Se desarrolló desde finales del siglo X hasta mediados del XI salvo en lugares aislados.
Románico Pleno: Se desarrolló desde Oriente hacia Lisboa y del sur de Italia hasta Escandinavia. Comenzó su despegue hacia la primera mitad del siglo XIy continuó hasta mediados del siglo XII. Los mejores ejemplos los encontramos en los templos de peregrinación, como la Catedral de Santiago, en España. Se caracterizó por la inclusión de la escultura monumental en portadas y tímpanos y por la decoración y labra de los capiteles, molduras, impostas, etc.
Tardorrománico: Se distribuye desde el final del románico pleno hasta el primer cuarto del siglo XIIIen que comienza a triunfar el arte gótico. Esta es la época de mayor construcción de monasterios de los monjes cistercienses.
No hay comentarios:
Publicar un comentario