El desnudo es un género artístico que consiste en la representación de diversos medios artísticos (desde pintura hasta los medios audiovisuales) del cuerpo humano desnudo. Es considerado una de las clasificaciones académicas de las obras de arte. La desnudez en el arte ha reflejado por lo general los estándares sociales para la estética y la moralidad de la época en que se realizó la obra. Muchas culturas toleran la desnudez en el arte en mayor medida que la desnudez en la vida real, con diferentes parámetros sobre lo que es aceptable. Como género el desnudo resulta un tema complejo de abordar por sus múltiples variantes, tanto formales como estéticas.
Aunque se suele asociar al erotismo, el desnudo puede tener diversas interpretaciones y significados, desde la mitología hasta la religión pasando por el estudio anatómico, o bien como belleza, ideal estético de la perfección, como en la Antigua Grecia. El arte ha sido desde siempre una representación del mundo, y el ser humano un reflejo de la vida. El desnudo no ha dejado de estar presente en el arte, sobre todo en épocas anteriores a la invención de procedimientos técnicos para captar imágenes (fotografía, cine), cuando la pintura y la escultura eran los principales medios para representar la vida.
El desnudo ha tenido desde tiempos antiguos, especialmente desde las formulaciones clásicas de la Antigua Grecia, un marcado componente estético, por cuanto el cuerpo humano es objeto de atracción erótica, y constituye un ideal de belleza que va cambiando con el tiempo, según el gusto colectivo de cada époc ay de cada pueblo, o incluso de cada espectador. La sexualidad más o menos implícita de estas imágenes ha llevado al género del desnudo a ser objeto de admiración o bien de condena y rechazo, llegando a estar prohibido en épocas de moral puritana, si bien siempre ha gozado de un público que ha adquirido y coleccionado estas obras.
En la actualidad, el desnudo artístico es ampliamente aceptado por la sociedad y su presencia cada vez mayor en los medios de comunicación, cine, fotografía, publicidad y otros medios lo han convertido en un elemento icónico más del panorama cultural visual del hombre y de la mujer actual, aunque para algunas personaso algunos círculos sociales sigue siendo un tema tabú, debido a convencionalismos sociales y educacionales, generando un prejuicio hacia la desnudez.
El desnudo ha tenido desde la Antigua Grecia un marcado componente idealizador, por lo general se ha representado más desde el idealismo que desde la imitación naturista, procurando hallar en la forma humana un ideal de perfección que trascendiese la materia para evocar el alma, la pureza de unión entre cuerpo y espíritu. En el desnudo el espectador aprecia errores que, en realidad no existen, sino que son juicios de gustos, reflexiones estéticas que derivan de un concepto de belleza ideal inherente a cualquier persona.
El ideal de perfección del cuerpo humano proviene de la Grecia clásica y es constatable en todas las obras, si bien no existen referencias de como expresaban los escultores griegos las proporciones ideales del cuerpo humano. Una de las expresiones más famosas proviene de un arquitecto romano, Vitrubio, quien en el tercer libro de su Ad Architectura establece que las proporciones ideales en arquitectura se deben basar en las medidas del cuerpo humano, que es un modelo perfecto, porque con brazos y piernas extendidas encaja inmejorablemente en los dos principios formales geométricas (consideradas perfectas), el círculo y el cuadrado. Esbozó de tal manera el Hombre de Vitrubio, que tuvo gran relevancia en la teoría artística del Renacimiento.
Sin embargo, estos intentos de fundamentar el cuerpo humano en proporciones perfectas no tuvieron gran éxito, y sus resultados fueron, a menudo insatisfactorios, como la Némesis de Durero basada en las proporciones vitruvianas, y, sin embargo, carente de atractivo físico. En última instancia no hay fórmulas para plasmar de forma exacta la belleza del cuerpo, porque nuestra percepción siempre está tamizada por el pensamiento, por nuestros gustos, nuestros recuerdos, nuestras vivencias.
Las primeras reflexiones teóricas sobre el desnudo se efectuaron en el Renacimiento: en el tratao Della Pittura, León Battista Alberti opinaba que el estudio del desnudo era la base del procedimiento académico de la pintura, estableciendo que, para pintar el desnudo, empezado por los huesos, añadid luego los músculos, y cubrid después el cuerpo por carne, de forma que quede visible la forma de los músculos. El desnudo, junto a la perspectiva fueron los dos grandes factores estructurales de la composición pictórica renacentista, y en la segunda mitad del siglo XV se había convertido en un estudio común para el aprendizaje de cualquier aspirante de artista.
El desnudo renacentista fue la base del estudio del cuerpo humano para la enseñanza académica hasta prácticamente el siglo XX, con la premisa de estar fundamentado en la anatomía y de estar concebido bajo un criterio idealizador que excluyese cualquier connnotación puramente sensualista. Uno de los principales artistas que ha influido en el arte académico ha sido Rafael, uno de los primeros artistas que en sus obras incluía desnudos sin una justificación temática, como en su Matanza de los inocentes, donde pintó a los soldados de Herodes desnudos.
La representación artística del desnudo ha oscilado en la historia del arte desde la permisividad y tolerancia de sociedades que lo veían como algo natural, e incluso lo alentaban como ideal de belleza, hasta el rechazo y la prohibición por sociedades de moral más puritanadonde, generalmente desde una premisas basadas en la religión, el desnudo ha sido objeto de censura e incluso de persecución y destrucción de sus obras. En especial el cristianismo ha sido una religión que no ha tolerado la representación del cuerpo humano desnudo, excepto en imágenes de contenido religioso, donde algunos temas aislados estaban justificados por las sagradas escrituras.
Tras el Concilio de Trento (1563, que reservó un papel destacado al arte), el catolicismo contrarreformista censuró la desnudez. Un ejemplo claro es la orden de Paulo IV de cubrir con ropas las partes íntimas de las figuras del Juicio Final de la Capilla Sixtina, realizadas poco antes por Miguel Ángel, práctica que la iglesuia católica ha proseguido durante los siglos. Otro ejemplo del rechazo al desnudo fue el de la famosa estatua del David (Miguel Ángel), que al ser colocado en la Piazza della Signoria de Florencia, fue apedreada por el público que presenciaba la escena, aunque, con el tiempo, se acostumbraron a su presencia, e incluso se ganó el afecto de los florentinos.
Un caso que podría haber acabado en una pérdida irreparable de numerosas obras maestras de grandes artistas fue protagonizada por Carlos III, quien, en 1762 ordenó quemar, por consejo de su confesor, todos los cuadros de desnudos pertenecientes a la colección real. Entre las obras se encontraban, por ejemplo, Las Tres Gracias y El Juicio de Paris de Rubens, Adán y Eva de Durero, Venus recreándose en la música y Venus y Adonis de Tiziano. Estas obras fueron salvadas de la quema por el pintor de cámara del rey, Anton Mengs, quien lo convenció para que sirviesen de modelo de estudio para la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
Aunque se suele asociar al erotismo, el desnudo puede tener diversas interpretaciones y significados, desde la mitología hasta la religión pasando por el estudio anatómico, o bien como belleza, ideal estético de la perfección, como en la Antigua Grecia. El arte ha sido desde siempre una representación del mundo, y el ser humano un reflejo de la vida. El desnudo no ha dejado de estar presente en el arte, sobre todo en épocas anteriores a la invención de procedimientos técnicos para captar imágenes (fotografía, cine), cuando la pintura y la escultura eran los principales medios para representar la vida.
El desnudo ha tenido desde tiempos antiguos, especialmente desde las formulaciones clásicas de la Antigua Grecia, un marcado componente estético, por cuanto el cuerpo humano es objeto de atracción erótica, y constituye un ideal de belleza que va cambiando con el tiempo, según el gusto colectivo de cada époc ay de cada pueblo, o incluso de cada espectador. La sexualidad más o menos implícita de estas imágenes ha llevado al género del desnudo a ser objeto de admiración o bien de condena y rechazo, llegando a estar prohibido en épocas de moral puritana, si bien siempre ha gozado de un público que ha adquirido y coleccionado estas obras.
En la actualidad, el desnudo artístico es ampliamente aceptado por la sociedad y su presencia cada vez mayor en los medios de comunicación, cine, fotografía, publicidad y otros medios lo han convertido en un elemento icónico más del panorama cultural visual del hombre y de la mujer actual, aunque para algunas personaso algunos círculos sociales sigue siendo un tema tabú, debido a convencionalismos sociales y educacionales, generando un prejuicio hacia la desnudez.
El desnudo ha tenido desde la Antigua Grecia un marcado componente idealizador, por lo general se ha representado más desde el idealismo que desde la imitación naturista, procurando hallar en la forma humana un ideal de perfección que trascendiese la materia para evocar el alma, la pureza de unión entre cuerpo y espíritu. En el desnudo el espectador aprecia errores que, en realidad no existen, sino que son juicios de gustos, reflexiones estéticas que derivan de un concepto de belleza ideal inherente a cualquier persona.
El ideal de perfección del cuerpo humano proviene de la Grecia clásica y es constatable en todas las obras, si bien no existen referencias de como expresaban los escultores griegos las proporciones ideales del cuerpo humano. Una de las expresiones más famosas proviene de un arquitecto romano, Vitrubio, quien en el tercer libro de su Ad Architectura establece que las proporciones ideales en arquitectura se deben basar en las medidas del cuerpo humano, que es un modelo perfecto, porque con brazos y piernas extendidas encaja inmejorablemente en los dos principios formales geométricas (consideradas perfectas), el círculo y el cuadrado. Esbozó de tal manera el Hombre de Vitrubio, que tuvo gran relevancia en la teoría artística del Renacimiento.
Sin embargo, estos intentos de fundamentar el cuerpo humano en proporciones perfectas no tuvieron gran éxito, y sus resultados fueron, a menudo insatisfactorios, como la Némesis de Durero basada en las proporciones vitruvianas, y, sin embargo, carente de atractivo físico. En última instancia no hay fórmulas para plasmar de forma exacta la belleza del cuerpo, porque nuestra percepción siempre está tamizada por el pensamiento, por nuestros gustos, nuestros recuerdos, nuestras vivencias.
Las primeras reflexiones teóricas sobre el desnudo se efectuaron en el Renacimiento: en el tratao Della Pittura, León Battista Alberti opinaba que el estudio del desnudo era la base del procedimiento académico de la pintura, estableciendo que, para pintar el desnudo, empezado por los huesos, añadid luego los músculos, y cubrid después el cuerpo por carne, de forma que quede visible la forma de los músculos. El desnudo, junto a la perspectiva fueron los dos grandes factores estructurales de la composición pictórica renacentista, y en la segunda mitad del siglo XV se había convertido en un estudio común para el aprendizaje de cualquier aspirante de artista.
El desnudo renacentista fue la base del estudio del cuerpo humano para la enseñanza académica hasta prácticamente el siglo XX, con la premisa de estar fundamentado en la anatomía y de estar concebido bajo un criterio idealizador que excluyese cualquier connnotación puramente sensualista. Uno de los principales artistas que ha influido en el arte académico ha sido Rafael, uno de los primeros artistas que en sus obras incluía desnudos sin una justificación temática, como en su Matanza de los inocentes, donde pintó a los soldados de Herodes desnudos.
La representación artística del desnudo ha oscilado en la historia del arte desde la permisividad y tolerancia de sociedades que lo veían como algo natural, e incluso lo alentaban como ideal de belleza, hasta el rechazo y la prohibición por sociedades de moral más puritanadonde, generalmente desde una premisas basadas en la religión, el desnudo ha sido objeto de censura e incluso de persecución y destrucción de sus obras. En especial el cristianismo ha sido una religión que no ha tolerado la representación del cuerpo humano desnudo, excepto en imágenes de contenido religioso, donde algunos temas aislados estaban justificados por las sagradas escrituras.
Tras el Concilio de Trento (1563, que reservó un papel destacado al arte), el catolicismo contrarreformista censuró la desnudez. Un ejemplo claro es la orden de Paulo IV de cubrir con ropas las partes íntimas de las figuras del Juicio Final de la Capilla Sixtina, realizadas poco antes por Miguel Ángel, práctica que la iglesuia católica ha proseguido durante los siglos. Otro ejemplo del rechazo al desnudo fue el de la famosa estatua del David (Miguel Ángel), que al ser colocado en la Piazza della Signoria de Florencia, fue apedreada por el público que presenciaba la escena, aunque, con el tiempo, se acostumbraron a su presencia, e incluso se ganó el afecto de los florentinos.
Un caso que podría haber acabado en una pérdida irreparable de numerosas obras maestras de grandes artistas fue protagonizada por Carlos III, quien, en 1762 ordenó quemar, por consejo de su confesor, todos los cuadros de desnudos pertenecientes a la colección real. Entre las obras se encontraban, por ejemplo, Las Tres Gracias y El Juicio de Paris de Rubens, Adán y Eva de Durero, Venus recreándose en la música y Venus y Adonis de Tiziano. Estas obras fueron salvadas de la quema por el pintor de cámara del rey, Anton Mengs, quien lo convenció para que sirviesen de modelo de estudio para la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
Los procesos inquisitoriales afectaron incluso a un artista de la talla de Francisco de Goya quien fue denunciado por el Santo Oficio por su obra La maja desnuda, la cual fue requisada por el tribunal en 1814, calificándola de obscena, iniciando un juicio contra el pintor quien fue, finalmente absuelto. Sin embargo, la obra quedó depositada fuera de la vista del público hasta comienzos del siglo XX.
Los ejemplos de censura y persecución son comunes en la historia reciente del arte occidental: En el siglo XVIII Luis I de Orleans destruyó a cuchilladas el cuadro Leda con el cisne de Correggio, por considerarlo lascivo, sin embargo los fragmentos fueron recogidos y ensamblados nuevamente, con excepción de la cabeza que se volvió a pintar. En el siglo XIX el artista estadounidense Thomas Eakins fue expulsado de la Pennsylvannia Academy of Arts de Filadelfia por haber introducido la práctica académica del estudio del desnudo tomado del natural. En Gran Bretaña, por petición de la reina Victoria I, se creó una enorme hoja de parra para cubrir una réplica del David de Miguel Ángel, que aun se conserva en el Victoria and Albert Museum.
En el siglo XXI, aunque por lo general el desnudo es visto con naturalidad por la mayor parte de la población, aun se producen casos de censura artística: en 2001 el Secretario de Justicia de Estados Unidos, John Ancroft, ordenó ocultar la estatua Spirit of Justice, que preside la sala de conferencias del Departamento de Justicia de Washington, ya que mostraba los pechos desnudos. En 2008 se retiraron del Metro de Londres unos carteles publicitarios que representaban una Venus desnuda pintada por Lucas Cranach el Viejo, y que servía para anunciar una exposición dedicada al pintor renacentista alemán en la Royal Academy, ya que, según la compañía podría herir y ofender la sensibilidad de los usuarios del Metro.
Los ejemplos de censura y persecución son comunes en la historia reciente del arte occidental: En el siglo XVIII Luis I de Orleans destruyó a cuchilladas el cuadro Leda con el cisne de Correggio, por considerarlo lascivo, sin embargo los fragmentos fueron recogidos y ensamblados nuevamente, con excepción de la cabeza que se volvió a pintar. En el siglo XIX el artista estadounidense Thomas Eakins fue expulsado de la Pennsylvannia Academy of Arts de Filadelfia por haber introducido la práctica académica del estudio del desnudo tomado del natural. En Gran Bretaña, por petición de la reina Victoria I, se creó una enorme hoja de parra para cubrir una réplica del David de Miguel Ángel, que aun se conserva en el Victoria and Albert Museum.
En el siglo XXI, aunque por lo general el desnudo es visto con naturalidad por la mayor parte de la población, aun se producen casos de censura artística: en 2001 el Secretario de Justicia de Estados Unidos, John Ancroft, ordenó ocultar la estatua Spirit of Justice, que preside la sala de conferencias del Departamento de Justicia de Washington, ya que mostraba los pechos desnudos. En 2008 se retiraron del Metro de Londres unos carteles publicitarios que representaban una Venus desnuda pintada por Lucas Cranach el Viejo, y que servía para anunciar una exposición dedicada al pintor renacentista alemán en la Royal Academy, ya que, según la compañía podría herir y ofender la sensibilidad de los usuarios del Metro.
Es un gran tema para pintar, el cuerpo humano es lo mas natural que todos tenemos, es hermoso y si se realizan con mucho tacto y sentimiento, quedan unas obras de arte hermosas, me encanta una obra de un pintor español Gabino Amaya Cacho, quien creo una pintura llamada las Tres Gracias, es muy natural y limpio.
ResponderEliminara bueno pa saber
EliminarGran trabajo
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