sábado, 10 de marzo de 2012

Arquitectura manierista

ARQUITECTURA MANIERISTA










Nota: El manierismo  se extendió por toda Europa. En este blog me concentraré, sin embargo, únicamente en la arquitectura manierista de Italia, dejando la arquitectura de  los demás países europeos para un siguiente blog. 


La arquitectura manierista es aquella fase de la arquitectura renacentista que se extiende entre el final de la arquitectura renacentista y el comienzo de la arquitectura barroca.

El término maniera, usado en el siglo XV para indicar el estilo de cada artista fue empleado por Giorgio Vasari en el siglo posterior para describir uno de los cuatro requisitos de las artes (orden, medida, estilo y maniera), refiriéndose especialmente a las obras de Miguel Ángel, también fue utilizado de manera peyorativa para definir el arte italiano entre el Renacimiento y el Barroco.

El manierismo rechazó el equilibrio y la armonía de la arquitectura clásica, concentrándose en el contraste entre norma y transgresión, naturaleza y artificio, signo y subsigno.

Si la arquitectura del Renacimiento la fábrica de los edificios a menudo denuncia su propia conformación interna, las obras manieristas generalmente se alejan de esta tendencia, escondiendo su propia estructura de base. Desde el punto de vista decorativo, asume gran importancia el tema grotesco, un tema pictórico en tiempos del imperio romano, redescubierto a finales del siglo XV, durante algunas excavaciones arqueológicas.

El punto de partida de la arquitectura manierista es la Villa Farnesia de Roma, construida por Baldassarre Peruzzi alrededor de 1509. Presenta una planta en U con dos alas que encierran una parte mediana en que, en el puso inferior, se abre un pórtico construido por cinco arcos de medio punto. En una sala del piso superior el propio Peruzzi pintó algunas columnas y paisajes, con el fin de dilatar el paisaje arquitectónico.




La obra maestra de Peruzzi se ha de buscar en el Palazzo Massimo alla Colonne, construido en 1532. La estructura se inserta en una planta de dimensiones irregulares. La fachada es curvilinea y presenta un pórtico aquitrabado con columnas libremente espaciadas. Insólitas son las cornisas que decoran las ventanas de los pisos superiores pegadas a una pared adornada con almohadillado plano. Inédita es, asimismo la conformación de los pórticos del patio: están conformados por dos logias sobrepuestas cerradas al techo con un tercer piso abierto por ventanas rectangulares tan largas como la columnata inferior.

Análogo juicio se puede expresar sobre el famoso Palacio de Te en Mantua edificado por Giulio Romano entre 1525 y 1534. El palacio es un edificio de planta cuadrada, con un patio cuadrado en el centro, la entrada principal se resolvió con una logia, donde se repiten arcos de medio punto y serilanas. El frente da a un jardín delimitado, al lado opuesto por una gran exedra semicircular. Estos elementos parte del código clásico, pero el carácter rústico del edificio acerca la obra a los cánones de la arquitectura manierista.

La relación entre naturaleza (almohadillado) y artificio (columnas) que en algunas obras de Giulio Romano se disuelven hasta fundir los dos elementos en una única estructura parietal, encuentra ejemplos en algunos palacios vénetos, realizados por Michele Sanmichelli, Andrea Palladio y Jacobo Sansovino. Sanmicheli realizó el Palacio Pompei, contruido en Veron en las primeras décadas del siglo XVI. El esquema de fachada, en dos órdenes, imita la fachada de la Casa de Rafael proyectada por Bramante (1508), hoy destruida, aunque con algunas diferencias que buscan acentuar, los llenos sobre los vacíos (piso inferior), mientras que, en el segundo piso podemos encontrarnos con una logia de gran fuerza expresiva.

La arquitectura civil ofrece algunos ejemplos en importantes palacios venecianos. Sus características predominantes fueron teorizadas por Sebastian Serli en sus Sette libri dell'architettura. En las ilustraciones de Serlio, como también en las realizaciones de Sansovino, la masa mural de las fachadas se ve aligerada con grandes aperturas, donde las órdenes arquitectónicas no son usadas solo como elemento decorativo, sino también como elementos portantes. 

A esta tipología pertenecen edificios como el Palacio Corner (1532) proyectado por Sansovino que funde el esquema florentino romano con el veneciano. Además, la articulación de la fachada, en la que prevalecen los vacíos por sobre los llenos, anticipa el diseño de la Biblioteca Marciana (1537) contruido por el mismo Sansovino, delimitando la plaza al lado de la Basílica de San Marcos. 





Se considera que es Miguel Ángel quien introduce estas formas, al reinventar el clasicismo renacentista en clave personal y dramática. En el análisis de su arquitectura resultan particularmente significativas algunas obras florentinas, como la Sacristía Nuova y la Biblioteca Laurenciana. Se encuentra junto a la Basíica de San Lorenzo, y se especula con respecto a la Sacristía Vieja proyectada por Brunelleschi de la que imita la planta. Miguel ángel elaboró libremente las formas adoptadas por la Sacristía Vieja, aunque la privó de la armonía brunelleschinana.

En la Biblioteca Laurenciana, construida a lo largo del claustro de la misma basílica, debía considerar las condiciones preexistentes. El proyecto fue resuelto con la realización de dos ambientes adyacentes: el atrio de superficie reducida y caracterizada por un techo alto, y la sala de lectura, puesta en el piso más alto. Las paredes del atrio están configuradas como fachadas de palacio dirigidas hacia el interior, con nichos ciegos y columnas adosadas (para reforzar la pared), en cambio, la sala de lectura, alcanzable por una escalera que se expande hacia abajo es un ambiente más luminoso, de dimensiones verticales más contenidas pero mucho más largo, de tal modo que contraviene el efecto espacial.

Tras volver a Roma se ocupó de la reconstrucción de la Basílica de San Pedro y de la ordenación de la Plaza del Campidoglio (1546). Para la Basílica realzó el diseño de Antonio da Sangallo el Joven  y volvió a la original planta centralizada, anulando con ello, el equilibrio perfecto estudiado por Bramante. En la Plaza de Campidoglio debió tener en cuenta los edificios preexistentes, conformando un espacio en forma de trapecio delimitado por el Palacio Senatorio, por el Palacio nuevo y por el Palacio de los Conservadores.

Una fusión entre temas clasicistas y manieristas se advierte en la arquitectura de Jacopo Vignola, quien puede ser considerado discúpulo de Miguel Ángel. Escribió una influyente obra teórica Regole delli cinqui ordine d'architettura, que contiene mediciones de monumentos romanos. En 1550, Vignola realizó una pequeña iglesia romana en la Via Flaminia con una planta eíptica contenida dentro de un rectángulo.

La obra más célebre de Vignola  es la Iglesia de los Jesuitas de Roma (Il Gesú), comenada en 1568. El arquitecto fusionó los esquemas centralizados de la arquitectura del Renacimiento con los longitudinales de la época medieval. Se trata de un esquema no completamente nuevo en la cultura del tiempo. Vignola se inspiró en la Basílica de San Andrés de Leon Battista Alberti, pero, sin conferir a las capillas laterales la autonomía renacentista de la iglesia albertiana, la nave, en este caso, asumió mayor importancia, mientras que las capillas quedaron reducidas a meras aperturas laterales. La suntuosa decoración de la iglesia se remonta a la época barroca.



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